Descripción de las diferentes técnicas de congelación alimentaria

Descubra las técnicas de congelación alimentaria, desde el frío mecánico hasta la criogenia, y su impacto en la calidad de los productos alimenticios.

Lectura: 4 min

técnicas de congelación criogénica

La congelación es una técnica esencial para la conservación de los alimentos porque amplía su vida útil preservando al mismo tiempo sus cualidades nutricionales y propiedades organolépticas (como por ejemplo, el sabor y la textura).
Existen diferentes técnicas de congelación, cada una con sus propios principios y aplicaciones, pero el frío mecánico y el frío criogénico son los dos principales métodos utilizados en la industria alimentaria.

Comprender estas técnicas nos permite evaluar mejor las decisiones tecnológicas que toman los profesionales para garantizar la calidad de los productos que consumimos.
Este artículo explora los diferentes métodos de producción de frío y sus aplicaciones específicas.

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Los diferentes principios de la producción de frío

Producir frío significa absorber calor. Para conseguir unas temperaturas bajas, es necesario utilizar fenómenos endotérmicos que permiten absorber calor a temperaturas inferiores a las que debe alcanzar el cuerpo a enfriar. Un sistema frigorífico toma calor a baja temperatura y lo cede a mayor temperatura en una transferencia de calor que, según los principios de la termodinámica, requiere un aporte de energía.

Los cuatro principios de la producción de frío son:

  1. Expansión de un gas previamente comprimido: Al expandirse, un gas reduce su temperatura. Este principio se utiliza en varios sistemas de refrigeración y congelación de tipo «mecánico».
  2. Evaporación de un líquido: Por ejemplo, el nitrógeno líquido se evapora a -196 °C a presión atmosférica, absorbiendo 48 kcal/kg. Este es el proceso que se utiliza más comúnmente en la «congelación criogénica».
  3. Sublimación de un sólido: El hielo seco (CO2) se sublima a -78,9 °C a presión atmosférica, absorbiendo 138 kcal/kg. Este principio es muy solicitado para el transporte de alimentos.
  4. Disolución de ciertos cuerpos sólidos en un líquido: Este método baja la temperatura disolviendo sólidos en un líquido adecuado; aunque es menos común, sigue utilizándose en determinadas aplicaciones específicas.

El frío mecánico

El frío mecánico se basa en el uso de un refrigerante que circula en un circuito cerrado, describiendo un ciclo de cuatro pasos:

  1. Vaporización en un evaporador: Se genera el efecto frigorífico al evaporar un refrigerante, absorbiendo las calorías del ambiente.
  2. Compresión del vapor: Al comprimir el vapor se aumenta su temperatura y su presión.
  3. Condensación del vapor: El vapor caliente se enfría y se condensa en forma de líquido.
  4. Expansión: El refrigerante se expande para volver a su estado inicial.

El aire ambiente ventilado absorbe las frigorías generadas, asegurando así el intercambio de calor con los alimentos.
Por tanto, el consumible es la energía eléctrica que se utiliza, por un lado, para comprimir el refrigerante y, por otro lado, para garantizar la ventilación del aire.
La refrigeración mecánica se utiliza comúnmente en frigoríficos y congeladores domésticos, pero también en aplicaciones industriales.

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El frío criogénico

El frío criogénico consiste en utilizar las frigorías producidas por la expansión de un gas o un líquido a presión atmosférica. La vaporización o sublimación de gases licuados se realiza en un «circuito abierto». Los dos fluidos de referencia para aplicaciones de frío criogénico son el dióxido de carbono (CO2) y el nitrógeno (N2), almacenados en forma líquida.

Las transferencias térmicas ocurren de tres formas:

  • Contacto directo: El fluido criogénico entra en contacto directo con el producto.
  • Convección en atmósfera gaseosa: El fluido enfría la atmósfera, que a su vez enfría el producto.
  • Pulverización: El fluido se pulveriza directamente sobre el producto.

En este caso, el consumible es el fluido criogénico.

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Impacto de las técnicas de congelación en la calidad de los alimentos

Congelación rápida o ultracongelación

La ultracongelación consiste en congelar rápidamente los alimentos a muy bajas temperaturas.
La velocidad de descenso de la temperatura provoca la transformación del agua contenida en los productos en pequeños cristales de hielo que respetan la estructura celular del alimento.
Estos microcristales, junto con un menor tiempo de exposición a la ventilación en el equipo, tienen un efecto directo sobre la calidad de la congelación, particularmente en el resultado de la resistencia mecánica del producto a la hora de descongelarse (presencia de exudado). Además, se alcanza muy rápidamente la temperatura en su núcleo, lo que limita el desarrollo de microorganismos.

Este método es perfecto para productos frágiles como frutas, verduras, carnes y pescados.

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Congelación mecánica

En este proceso, la velocidad de caída de la temperatura es mucho más lenta. El agua se convierte en hielo, formando grandes cristales que pueden dañar su base celular.
Además, al encontrarse más tiempo bajo el efecto de la ventilación, se puede provocar el secado de la superficie y la pérdida de agua.
Esto no afecta a los productos con menor contenido de agua, ni a aquellos productos congelados que ya estén envasados.

Aplicaciones de diferentes técnicas de congelación

El frío mecánico es perfectamente adecuado para una producción en serie, regular y con visibilidad a largo plazo.

El frío criogénico es particularmente interesante para la congelación de productos frágiles, sensibles a la pérdida de agua y/o alimentos de alto valor añadido. Está pensada para producciones medianas que pueden ser variables, irregulares o para lanzamientos de productos o por falta de visibilidad a largo plazo.

Conclusión
Las técnicas de congelación alimentaria varían según las necesidades de producción y de los tipos de alimentos a conservar.
Ya sea por frío mecánico o criogénico, por enfriamiento o congelación, el objetivo es la conservación de la calidad nutricional y organoléptica de los alimentos a la vez que se aprovechan sus características tecnoeconómicas.
Al comprender mejor las ventajas de cada método, es más sencillo elegir la solución de frío adecuada, optimizar sus procesos de fabricación y garantizar productos de alta calidad a los consumidores.

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