¿Qué es el proceso de tratamiento térmico?

La mayoría de los procesos de tratamiento térmico consisten en calentar las piezas metálicas en un horno bajo una atmósfera gaseosa controlada, por fases, siguiendo diferentes ciclos de temperatura (calentamiento, mantenimiento a alta temperatura durante tiempos variables y enfriamiento controlado). El tratamiento pretende modificar sus propiedades superficiales y, en ocasiones, sus estructuras y fases metalúrgicas. 

Así pues, el objetivo de los tratamientos térmicos es modificar las propiedades mecánicas de las piezas en la superficie o en el núcleo.

El tratamiento de recocido se aplica principalmente a los productos semiacabados trabajados en frío (tubos, chapas) para aumentar su ductilidad, eliminar las tensiones internas y poder así trabajarlos. 
Tratamientos como la nitruración o la cementación, seguidos de una etapa de endurecimiento, se aplican a las piezas acabadas para darles propiedades superficiales específicas, como mejora de la resistencia a la tensión, resistencia a la corrosión, modificación de la dureza, etc.

Por ello, estos elementos tratados se están convirtiendo en componentes esenciales para mercados exigentes como la aeronáutica o la automoción.