La perforación térmica se realiza presionando una lanza con oxígeno contra el material que se quiere perforar. El extremo del tubo de la lanza debe precalentarse y encenderse con una antorcha de oxiacetileno, dentro de la cual iniciamos el flujo de oxígeno. La reacción exotérmica del quemado de la lanza genera las altas temperaturas necesarias para el corte.
Este proceso se emplea a menudo como herramienta en las demoliciones de trabajos pesados, y permite cortar rápidamente materiales minerales o metálicos gruesos, como el acero y el hormigón.