El almacenamiento en atmósfera controlada posibilita la conservación de productos hasta un año con concentraciones óptimas de gas con el objetivo de preservar su calidad.
Esto permite ampliar el tiempo de comercialización de los cultivos estacionales, lo que redunda en un incremento del beneficio para el agricultor y el procesador y un disfrute de frutas y verduras de alta calidad por parte del consumidor.
Por ejemplo, las manzanas se cosechan una vez al año en otoño, pero si se almacén en condiciones adecuadas, pueden mantener su aspecto y su sabor durante casi un año.